“No es suficiente ser carbono neutral, ahora debemos ser planeta positivo”. Esta ha sido una de las lecciones más potentes que ha dejado la COP26 este 2021.
Han pasado 26 años desde la primera COP (1995) y cinco desde que en la COP21 (2016) se plantearon 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), 169 metas y 231 indicadores. Sin embargo, en febrero de este año la ONU anunció una triple alerta ambiental. La conclusión: es ahora o nunca, pero ¿qué tan real es este compromiso?
Estados Unidos (EE.UU.) ha dado el primer paso real post COP26. A inicios de diciembre, el presidente Joe Biden ordenó que edificios, autos y camiones del gobierno utilizaran energía renovable. Para ello, los US$650 mil millones destinados a compras anuales serían utilizados para que el gobierno federal de dicho país sea carbono neutral al 2050.
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La constructora Besco, por ejemplo, apostó desde 2018 por viviendas eco-amigables que forman parte de Mi Vivienda Verde. “Las viviendas permiten que los propietarios ahorren 50% de energía con los focos led y el gas natural, 30% en agua y entre 15% y 20% en mantenimiento, gracias al riego con aguas grises”, sostiene Mauricio Caballero, gerente general adjunto de Besco.
Desde el ‘retail’, Real Plaza Puruchuco es en sí mismo un ejemplo de infraestructura sostenible. “Este proyecto fue diseñado y construido en base a las normas del Green Building Council. Su infraestructura aprovecha los recursos al máximo, llegando a ahorrar 41% de agua, 21% de energía y 71% de energía incorporada en los materiales”, menciona Julio Pavletich, director de Operaciones y Malls de Real Plaza.
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En el frente de las telecomunicaciones, Entel mide constantemente su impacto ambiental y promueve acciones de reciclaje de residuos electrónicos (RAEE) desde el 2016. “Hasta la fecha hemos instalado 213 puntos de reciclaje y establecido 47 alianzas con entidades públicas y privadas en pro de la recolección del material RAEE”, comenta Rosa Bonilla, jefa de Gestión de Reputación y Desarrollo Sostenible.
Por otro lado, Zelma Acosta-Rubio, vicepresidenta de Asuntos Corporativos de Interbank, asegura que la compañía promueve buenas prácticas en distintos frentes como gobernanza, ambiental, social y económico. “En gobernanza nos orientamos a una conducta ética e íntegra. En lo ambiental, priorizamos la gestión ecoeficiente a través de prácticas de ahorro en consumo de energía, gestión de residuos y materiales”, dice.
Desde el lado minero, Manuel Valverde, gerente de Disponibilidad Y Confiabilidad de Activos de Anglo American sostiene que “la meta corporativa es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la eficiencia energética en 30% al 2030, apuntando a ser carbono neutral al 2040″. Por eso, la operación de Quellaveco obtendrá, desde mediados del 2022, el 100% de su necesidad energética (185 MW) de la central eólica Punta Lomitas, en Ocucaje-Ica, construida por Engie.
El Grupo AJE, desde 2019, ha trabajado con comunidades selváticas para producir Bio Amayu. Iniciaron con dos, en la Reserva Nacional Pacaya Samiria y hoy trabajan con 30 comunidades ubicadas en Ucayali y Loreto. Además, son Aliados por la Conservación de Sernanp y protectores de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, Pucacuro, Allpahuayo Mishana y del Parque Nacional del Manu.
Desarrolla acciones de siembra y cosecha de agua en la comunidad de San Pedro de Casta, en Huarochirí. Gracias a esta iniciativa, se han logrado recuperar 21,6 km de amunas, (canales ancestrales de agua) con una infiltración potencial de más de 4 millones de m3 que abastecerían a más de 100 mil personas durante un año.
Estos son solo algunos ejemplos de empresas con operaciones en el Perú que ya incorporan la sostenibilidad en el ‘core’ de sus negocios. Aunque aún hay mucho camino por recorrer, el camino está trazado.